La realeza-Los estamentos de la sociedad celta permanecieron invariables durante siglos, incluso bajo la dominación romana, que disminuyó su importancia. El druida, poco a poco, fue convirtiéndose, tras la conquista, en un hechicero cuyas prácticas tenían lugar en la semiclandestinidad, y el rey fue sustituido por un jefe militar poco respetuoso con la tradición. La casta guerrera mantuvo sus jerarquías para la supervivencia.
Los reyes sagrados – Cada provincia mantenía sus propios reyes sagrados, elegidos libremente por el pueblo.
El rey irlandés veía limitada su soberanía por la presencia de un rey de reyes ubicado en Tara. Los nobles poseían la tierra y los hombres libres cuidaban de sus propios ganados, principal riqueza del país. El druida, se situaba a la misma altura que el rey.
El druida tenía el poder espiritual y las facultades didácticas, mientras que el rey poseía el poder material y los poderes ejecutivos. Muchos reyes añadían a su apellido el apelativo de Dia Talmaïde para acreditar su condición divina.
Ritos y tabúes -El rey de reyes residente en Tara, no debía abandonar el lecho antes del amanecer, ni perseguir a los ejércitos enemigos en el Ath Maïgne, una festividad religiosa.Los reyes de Leinster no podían dirigirse a determinados lugares en dirección norte, ni acampar más de nueve horas en el llano de Cualan, ni atravesar los lunes el collado de Dublín. A Cûchulainn, un héroe divino, no podía comer carne de perro, bajo amenaza de muerte, ya que se trataba de su animal emblemático.
Se diseñaba la imagen del futuro rey con un procedimiento que consistía en el ritual «sueño del toro». El súbdito tenía que atiborrarse de carne de toro blanco, sacrificado según el rito pertinente. Los vapores de la carne, le permitían ver la apariencia física, la vestimenta y las armas del futuro rey.
El matrimonio divino – La sacralidad del rey elegido, era confirmada por el matrimonio del mismo con la diosa madre Irlanda. La diosa madre debía participar activamente en el momento del acceso al trono, ya sea ofreciendo al futuro rey una bebida mágica en copa de oro, o compartiendo su lecho bajo la apariencia de una repugnante hechicera, la cual, se transformaba mediante la aceptación divina, en una hermosa y deseable doncella.
La subordinación del futuro rey a la vieja hechicera y la conversión de ésta en una joven llena de vida, simbolizaban la caducidad de un reinado, por otro, renovado, fértil y pujante.
La Tierra exigía la subordinación de los soberanos, a quienes se entregaba el reino de por vida pero, a cambio, debían garantizar la fertilidad y la prosperidad del mismo.
Irlanda, mientras leen les estoy haciendo llegar estrellitas de protección y amor!
Fuente: es.wikipedia.org/wiki
Blogalaxia
hadas
duendes
gnomos
espiritualidad
espiritual
positivismo
marcela+ciaffone+kenny