Había un hadita que siempre salía a volar, los días de Sol. Se fijaba a quien podía ayudar, lo hacía y luego volvía con las otras haditas.
Un día comenzó a ver que mientras ella volaba, muy cercano escuchaba alas que aleteaban, con energía. Pasado el tiempo se fijó y vió que era un bello Pegaso blanco, que la miraba. Ella lo miró a los ojos y sintió algo especial y lindo a la vez.
Quería saber ¿Qué era lo que sucedía?, por lo cual a verla al Hada Madre. Fue al castillo oculto entre las nubes mágicas. Preguntó por ella y una de las haditas le dijo que pasara a verla.
Cuando entró, grande fue su sorpresa, cuando vio al Pegaso hablando con el Hada Madre.
“¿Qué sucede, que no se aquí?”. El Hada Madre se le acercó a la hadita y le dijo: ”¿Sentiste algo especial cuando viste el Pegaso cerca de ti?, ”Si así fue”, le contestó.
Pues te diré lo que sucedió:”El Pegaso es tu gran amor, la envidia que tenía una de las haditas, hizo que pusiera su varita sobre él. Un hermoso y muy buen duende que siempre te ayudó. Yo pedí que si se amaban, se volvieran a encontrar y así fue.
“¿Qué debo hacer, Hada Madre?, siento en darle un beso”. “Pues hazlo, le contestó”.
… Y así fue al darle un beso con mucho amor en su frente el Pegaso, se transformó en su muy querido duende.
El Hada Madre, los abrazó a ambos y les dijo: “Recuerden que la envidia no es buena y el amor todo lo puede, aunque demore”.
Irlanda, mientras leen les estoy haciendo llegar estrellitas de protección y amor!
Nota: Con referencia a los Derechos de Autoría, y Propiedad Intelectual de este Cuento – Ficción – . Dirigirse a la 1º pestaña a la derecha, del encabezado del Blog
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